Por Fidel Azarian | CONICET – UNC – El llano en llamas
Cuando hablamos del movimiento travesti/trans argentino nos referimos a un conjunto de activismos y/o militancias políticas diversas que en los últimos años han cobrado notoria presencia en la esfera pública. Su enorme capacidad de articulación, lxs ha vuelto actores/actrices sociales fundamentales, incidiendo decisivamente en muchas de las discusiones y disputas políticas contemporáneas.
Si bien la actual tendencia de politización a partir de las demandas sexogenéricas es un fenómeno global –como lo prueban desde el año 2016 los distintos Paros Internacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, No Binaries e Intersex–, en Argentina se dieron las condiciones para que dichas luchas se vuelvan radicales y masivas, bajo un proceso de identificación popular y colectivo, marcado por la experiencia política del kirchnerismo (2003-2015).
Sobre todo a partir de la aprobación de la Ley de Identidad de género 26.743, sancionada durante la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el movimiento travesti/trans logró visibilizarse en el marco de una lucha que se está dando a nivel nacional por conquistar derechos fundamentales, como lo son el trabajo, la vivienda, la salud, la educación, el acceso a la justicia, a una vida libre de violencias, entre otros.
Ahora bien, este proceso de politización expansiva que se dio a nivel nacional a partir de las demandas igualitarias del movimiento travesti/trans no irrumpió de la nada ni fue azaroso: los activismos y las militancias trans/travestis tienen una larga historia en nuestro país. Ya en los albores de los años noventa, frente a la hegemonía neoliberal instaurada en la Argentina, el movimiento logró una importante visibilidad en las primeras marchas del orgullo que tuvieron lugar en Buenos Aires.
En aquella década de resistencias a las ofensivas neoliberales anti-populares, emergieron las primeras grandes conductoras del movimiento, ligadas a otras agrupaciones de la diversidad sexual, a los organismos de derechos humanos, a los activismos feministas, al movimiento piquetero, etc. Entre ellas se destacan Lohana Berkins, Nadia Echazú, Claudia Pía Baudracco, Diana Sacayán, como importantes referentes históricas que si bien ya no están físicamente, flamean como bandera e insignia de lucha por los derechos que faltan para que el colectivo travesti/trans pueda gozar de una ciudadanía plena de derechos.
En el contexto actual –signado por la crisis socioeconómica que profundizó la pandemia sobre un sector de la población que ya se encontraba atravesada por una situación de emergencia laboral, habitacional, alimentaria, sanitaria, educativa, etc.- la memoria de las luchas se actualiza en las actuales demandas de inclusión laboral, que el colectivo travesti/trans está formulando a nivel nacional.
En ese sentido, consideramos que la visibilidad de las personas travestis y trans en Argentina hoy está ligada a que puedan ingresar y permanecer en el mercado laboral formal. En los mismos términos en que lo formuló el Presidente Alberto Fernández con su Decreto de Necesidad y Urgencia, hoy más que nunca, necesitamos que el Congreso de la Nación sancione la Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans «Diana Sacayán-Lohana Berkins”.