
Por Eduardo Fernández | Diputado Nacional por Córdoba | Presidente del Partido Solidario Córdoba
Una decena de dirigentes territoriales plantearon a Diputadas y Diputados las consecuencias de las Autovías en Córdoba. Desde hace décadas, nuestra Provincia está sometida a un modelo anti ambiental que viene deteriorando la salud de las y los cordobeses. Hay que construir propuestas desde el territorio.
El martes 9 de agosto una delegación del Valle de Punilla dialogó con Diputadas y Diputados para plantear la situación de la obra de la Autovía de Punilla que, pese a un rechazo masivo de la comunidad, sigue avanzando.
El encuentro, que fue motorizado por el equipo de trabajo que encabezo, se realizó con el objetivo de dar a conocer, no sólo las consecuencias ambientales, arqueológicas y sobre la traza de las localidades que nos dejará esta obra, sino también las prácticas con las que intentan suplir la falta de legitimidad, como la represión a militantes ambientales.
Desde que asumí la banca me comprometí a escuchar, acompañar y activar los resortes necesarios para que quienes ponen el cuerpo en los territorios puedan llevar su voz sin intermediarios a la Cámara de Diputados.
Por eso, la reunión es importante, no sólo para involucrar al parlamento nacional, sino también para seguir poniendo en agenda el problema ambiental al que nos enfrentamos, y concientizar sobre la urgencia de tomar decisiones que no atenten contra las comunidades.
Cuestión de modelos
La situación nos exige actuar con responsabilidad. El modelo que viene llevando adelante el Schiarettismo en Córdoba es preocupante, porque, entre otras acciones, corrió la frontera agrícola, que ha sido una de las principales causas del avance del desmonte.
Tal como rescata el Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES), este modelo (que no sólo llevó adelante el Schiarettismo en Córdoba) expandió la denominada “pampa gringa”, desde el sureste provincial hacia el centro y el norte.
Además, señala el Observatorio, hay que contemplar el cambio de prácticas como el corrimiento de las producciones agropecuarias tradicionales como la cría de ganado, hacia el noreste, empujadas por el agronegocio.
Todo esto se suma a la expansión demográfica de las localidades cercanas a la capital cordobesa, los problemas vinculados al ordenamiento territorial, la falta de inversión en materia de servicios públicos, el desarrollismo inmobiliario (aliado clave de la fuerza gobernante), y los incendios que también han avanzado sobre gran parte del bosque nativo en los últimos años.
En este sentido, el presupuesto destinado a ambiente de parte de la Provincia ha caído significativamente en los últimos años, con un leve repunte en 2022. Es claro que no hay una decisión política respecto al cuidado del medio ambiente, y menos aún, un sentido de responsabilidad sobre el cuidado de la casa común.
Acciones
Las políticas que piensen en mejorarle la vida a la ciudadanía, empezando por el ambiente y el cuidado de la casa común, debe ser una línea que sea transversal a todos los espacios políticos.
Está claro que los sectores que siguen lucrando a costa del ambiente, continuarán presionando y tratando de avanzar sin importarle las consecuencias para el resto de la sociedad. Sin embargo, hay un gran sector de la ciudadanía que se ha movilizado frente a cada intento de avasallar los derechos ambientales de todas y todos.
Las propuestas deben construirse desde el diálogo territorial, fortaleciendo un debate con los sectores de la sociedad que aún no se han movilizado por este tema, como vienen tratando de hacerlo distintas organizaciones en los distintos valles.
Esa legitimidad que se sigue construyendo desde cada punto de la Provincia, es fundamental para generar los cambios necesarios. Nuestra coalición debe aportar al asunto, proponer y proporcionar todas las herramientas que tenemos para poner en crisis el modelo Schiarettista.
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