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Pensar el oficio de comunicar

Por Mariana Mandakovic | Secretaria General del Cispren

“El terror se basa en la incomunicación”… A 44 años de la muerte de Rodolfo Walsh es una necesidad detenernos a pensar en las claves que supone hacer periodismo.

Coincidimos en señalar que la información es un bien público, que debe ser accesible a toda la población; que sin información no se puede tomar decisiones; sin libertad de expresión no hay democracia posible. Pero también sabemos que es el trabajo de los periodistas el que transforma un hecho en información. En tiempos de la cultura digital, de la circulación inmediata de contenidos, de los blogs y redes sociales, nos olvidamos que el periodismo es un oficio, que cómo cualquier otro se consolida en el quehacer cotidiano y supone derechos pero por sobre todo responsabilidades colectivas.
Investigar, verificar, situar en contexto, jerarquizar, dar forma, comentar y publicar información de calidad son tareas constitutivas del oficio de comunicar que se ha ido soslayando en un escenario de alta concentración mediática e imposición de una agenda única funcional al poder económico de turno, que invisibiliza los problemas de los sectores más postergados de nuestra sociedad.
Es notable el entrelazamiento de intereses entre las empresas propietarias de medios y grupos económicos concentrados. Importa un peligro para la democracia, en tanto la información sesgada es desinformación. Y es esta desinformación la que incide en el debate público y condiciona a los ciudadanos al momento de definir una noticia como certera. El gran capital del periodismo siempre fue la credibilidad, la transparencia y la confianza, valores que resulta difícil hoy contrastar para el ciudadano común habida cuenta del poder alcanzado por los medios de comunicación hegemónicos, que indiscutiblemente imponen la agenda informativa, instalan el discurso único y operan en consecuencia sobre el sentido común de la sociedad.
Discutir políticas que propendan a una democratización de la palabra debe ser un imperativo para la consolidación de cualquier proyecto político nacional y democrático. Es un debate que nos debemos; es un debate que no puede eludir otras maneras de ejercicio del periodismo, fuera de los medios concentrados: la comunicación popular, los medios autogestionados, los y las periodistas organizados en cooperativas de comunicación. De esto hablamos cuando hablamos de soberanía comunicacional.
Sin soberanía comunicacional no habrá soberanía productiva, alimentaria, tecnológica y mucho menos, posibilidades de desarrollar más y mejor democracia.
Los problemas de la concentración de la información y la producción cultural-ideológica no son exclusivos de los y las trabajadoras de prensa. Nos involucra a toda la sociedad en su conjunto. Por eso hoy, convergencia tecnológica mediante, es fundamental darle voz a los que no tienen voz, y esta tarea esencial se reaviva en cada una de las experiencias de proyectos comunicacionales, de medios alternativos, comunitarios, populares y cooperativos o de autogestión instalados en sus territorios y trabajando para producir información local, precisa y de calidad.
La mayoría de los medios de comunicación subsisten debido a la pauta oficial ya sea nacional, provincial o municipal. En muchas provincias el gasto en pauta oficial llega a equiparar los recursos asignados a salud y educación. Esta pauta publicitaria nunca llega a los bolsillos de les trabajadores y, prueba de eso, es reconocer que la actividad periodística en estos últimos años ha sido la más flexibilizada, bastardeada y afectada por la pérdida de puestos de trabajo. Es necesario poner en agenda la distribución de los recursos por pauta publicitaria del Estado en todos sus niveles. Es una decisión política a quién se le asignan los montos; pero también es una decisión política destinar un porcentaje de esos fondos a los medios comunitarios, los autogestivos, las cooperativas de comunicación que con criterio federal y esfuerzo colectivo han contribuido y garantizado no sólo la pluralidad de voces sino también el tan necesario ejercicio del oficio de informar.

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