Por Eduardo Fernández
“Desde el inicio de la pandemia, ha surgido un nuevo multimillonario en el mundo cada 26 horas. Los diez hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas mientras que, según se estima, más de 160 millones de personas han caído en la pobreza. Mientras tanto, se calcula que cerca de 17 millones de personas han perdido la vida a causa de la COVID-19, una magnitud de muertes sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Estos problemas forman parte de una misma enfermedad, aún más profunda: las desigualdades que fragmentan nuestras sociedades y sesgan vidas, y la violencia enquistada en nuestros modelos económicos”. Cito textual el informe publicado por estos días por Oxfam, una confederación internacional de organizaciones que abordan la problemática de las desigualdades.
Cuando repetimos una y otra vez que la Argentina intenta recuperarse de dos pandemias, nos referimos al COVID-19 y a un modelo económico que fomenta las desigualdades, cuya implementación sufrimos en nuestro país durante el gobierno del ex presidente Macri y cuyas consecuencias todavía padecemos, sobretodo las y los más débiles.
Criticando nuestro posicionamiento de relación soberana con las economías más poderosas del planeta, que protege la dignidad del pueblo argentino, a menudo desde la oposición nos proponen “integrarnos al mundo” sin condiciones.
Quienes tenemos una vida de compromiso con la igualdad y la solidaridad, no creemos en la viabilidad del mundo que pretende vendernos el macrismo. Un mundo donde 252 multimillonarios poseen más riquezas que 1000 millones de mujeres y niñas de toda América Latina, el Caribe y África. Un mundo que ante una catástrofe como esta pandemia permite que las 10 personas más ricas del mundo dupliquen su fortuna mientras cae el ingreso del 99% de los habitantes del planeta. Un mundo que depreda y saquea los recursos naturales de los países emergentes para beneficio de un puñado de milmillonarios. Un mundo que en el tiempo que lleva leer este texto, lleva a la muerte a 48 personas por causas asociadas a la desigualdad.
Cuando leo este artículo sólo me pregunto cuál fue la estrategia de ese gobierno neoliberal ( Macri) que hiciera que en mi querida Córdoba sigan votando por ese modelo neoliberal y no puedan ver la fragmentación social con todas sus consecuencias.
¿Cómo desarmar ese «discurso del odio» implementado por Durán Barba que todavía continúa?
¿Cómo comunicar para que llegue a las mayorías lo que tanto depreda a la sociedad?