Por Carlos González, Veterano de Malvinas
Afianzar la Soberanía Nacional sobre nuestras aguas del Atlántico Sur e Islas Malvinas, en todo su espacio marítimo, es primordial por lo histórico y más aún por el presente y futuro de nuestra patria por las riquezas naturales y económicas que allí existen.
No es menor el dato a tener en cuenta sobre dichas riquezas que hoy están siendo usurpadas y explotadas por los invasores, que van desde el Crill, la pesca, la explotación ovina, petróleo y minerales recientemente descubiertos y la posibilidad en futuro no muy lejano, de avancen en el sector antártico donde existe un 80 % de agua dulce del Planeta siendo que nuestro País es el único en el mundo que tiene bases científicas desde 1904.
Si nos preguntamos cuál es la mayor preocupación respecto de los recursos naturales para el futuro en el mundo, nos encontraremos con la respuesta de la necesidad de obtener agua dulce. Casualmente lo que tenemos nosotros en el sector antártico.
Para el invasor, Malvinas significa una posibilidad concreta de explotar nuestras riquezas, una estrategia de Dominio Marítimo de los Océanos Atlántico y Pacífico y, como proyección futura, para hacer pie en la Antártida.
En Malvinas existe una riqueza equivalente a cinco argentinas; una de ellas es la Argentina Marítima y la otra la Argentina Antártica.
Por lo tanto, convertir la Cuestión Malvinas en Política de Estado para, a través del diálogo, recuperar lo que nos pertenece por fundamentos históricos, geográficos y jurídicos, trascendiendo a los Gobiernos venideros mediante la creación del Consejo Asesor, es el paso indicado para el reclamo permanente de nuestras riquezas, y más aun permitiendo la participación de un Veterano de Malvinas quien pueda aportar, además de lo geopolítico, el sentimiento de pertenencia logrado en 1982 durante el conflicto armado.